jueves, 25 de marzo de 2021

LA GUAJIRA DESPUÉS DEL COVID.

 



 “Después de la tormenta, siempre llega la calma”, reza el dicho popular, indicado que detrás de una gran crisis, siempre llega un momento de tranquilidad, momento este, donde se puede reconstruir la vida y corregir los errores que dieron nacimiento a la tormenta. Durante el momento más difícil de la tormenta son muchas las consecuencias que se viven, en su mayoría son negativas, pero si se miran con calma en su mayoría pueden ser convertidas en una gran oportunidad.

El Coronavirus, pandemia que afecta al mundo, debe ser vista en el departamento de La Guajira como una gran oportunidad y tratar de voltear la mirada del país a este territorio. A pesar de ser uno menos perjudicados por el virus en el país, el sector de la salud, puede ser el más perjudicado o uno de los más favorecidos.

Si los ciudadanos ayudamos a mantener los números bajos que hasta ahora se han presentado y continuamos cumpliendo con los protocolos establecidos, el departamento saldrá de la crisis con un sistema de salud fortalecido. El Gobierno Nacional incrementó los gastos y se llegó al punto de poner el fin de la intervención en salud que tenía el departamento por parte de la nación. Por otro lado, el superintendente de salud, comentó que existe la posibilidad de dejar en completo funcionamiento el Hospital San José de Maicao, que viene con problemas ya hace varios años, ¡amanecerá y veremos!

Pero, así como se ve perjudicado en sector salud, todos los sectores que componen la economía del departamento, también se ven y se verán fuertemente perjudicados por esta situación, y los efectos están lejos de mostrar sus resultados positivos, esto desafortunadamente porque los problemas que vive el departamento de La Guajira tienen múltiples causas, está engendrados en múltiples sectores, como también tiene múltiples dimensiones. La Crisis actual, no solo es causada por la COVID–19, es entre otras cosas, es una sumatoria que incluye la pandemia. El departamento viene con problemas estructurales que se juntan con la acumulación histórica de abandono estatal, de inequidades, corrupción y una falta de visión sobre el desarrollo del departamento.

 

Pero la situación del departamento no siempre ha sido así. Si analizamos de dónde venimos, Riohacha, la capital del departamento de La Guajira, durante gran parte del siglo XIX y mediados del siglo XX, fue una ciudad grandiosa y de elemental importancia para la departamentalización de la Magdalena Grande. Era un puerto estratégico para la comercialización de bienes y personas entre las islas del Caribe, Estados Unidos de América y Europa. 

 

Todo tipo de mercaderías salían y entraban del puerto de Riohacha, por su alta producción de Perlas era uno de los principales elementos de comercio, a vuelta de estas una gran cantidad de mercancías entraban para abastecer las necesidades de la naciente y distinguida población guajira. Ingresaron por estas tierras, alemanes, libaneses, italianos y franceses.

 

Hoy, con el pasar de los siglos y con la Magdalena Grande disuelta, el departamento de La Guajira se hizo, con su nombre femenino, una bella mujer, que sigue aún con su útero lleno de riquezas, siendo igual de estratégica y mega diversa, llena de potencialidades y esperanzas, pero sumida en la pobreza debido a la debilidad administrativa que, junto al abandono del Estado, han condenado al Departamento a ser uno de los lugares donde la pobreza parece reproducirse. Riohacha su capital, pasó a ser una de las ciudades menos apetecidas en el Caribe y su puerto, del cual pocos conocen su historia, hoy no tiene ninguna representatividad que mostrar.

 

La infraestructura vial, al igual que el puerto de Riohacha, es un total fracaso. Transitar por la carretera que recorre todos los municipios desde La Jagua del Pilar, pasando por Urumita, Villanueva, San Juan del Cesar, siguiendo por Fonseca, Hatonuevo y terminado en Riohacha, aunque ha tenido algunas reparaciones, no deja de ser. Conductores expertos e incluso el autor, se atreven a decir que hay más de 10 millones de huecos de todos los tamaños. 

 

El día que llegue la calma y se toque fondo, se debe aprovechar el sobre diagnóstico de todos los problemas del Departamento. En materia de infraestructura hay un mar de oportunidades para cambiarle la cara a esta tierra ¿sería una locura pensarse un sistema de transporte a base de rieles para movilizar los habitantes que hay entre el sur y centro con Riohacha? Y si además de eso ¿el departamento piensa en crear un puerto de importancia en el Caribe para Riohacha como en los siglos pasados? ¿Por qué no pensar en un proyecto financiable entre varios departamentos para unir al Cesar y los Santanderes con el mar?

 

¡No es una locura! como lo describe la señora Hilda Lubo Gutiérrez, en su libro de Crónicas Riohacha 473 Años, en el capítulo, Riohacha: la de ayer la de hoy, página 107, se indica que ya existía a finales del siglo XIX y principio del siglo XX la idea de construir un sistema de transporte de mercancías y pasajeros, donde lo fundamental era un sistema de ferrocarriles entre Valledupar y Riohacha. Se había logrado (describe la autora) la concesión entre Barrancas y Riohacha en el año 1882 y no se construyó por falta de recursos.

 

La construcción de un tren que parece ser una conclusión simple y lógica, llena de sentido común, que buscó conectar las mercancías y productos agrícolas de la Provincia de Padilla con el mar. Y no era cualquier mar, eran y siguen siendo hoy, de los principales corredores del comercio en el Atlántico próximo a las costas de Riohacha, y siendo Riohacha, por esa época un punto de referencia y de importancia estratégica.

 

No son fórmulas mágicas, pero si pueden ser claves para desarrollar el departamento de La Guajira, la construcción de este tipo de proyectos, le puede cambiar la cara a este territorio, dinamizando todo. Pensar en una opción donde el trabajo y el conocimiento sean la fuerza de desarrollo y empezar a olvidarnos de la explotación de materiales mineros energéticos. Pensémonos el departamento, tenemos grandes cosas que ofrecer al mundo ¿seremos capaces de unir la academia, la industria, la sociedad civil y los políticos para embarcar esta idea en los rieles de un tren?

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