La educación es el camino más eficaz para eliminar las desigualdades sociales. Esta es capaz de hacer que una persona de cuna humilde pueda comunicarse de tu a tu con el más encopetado académico, político o empresario reconocido. La fuerza que tiene la educación, en La Guajira parece ser tirada a la borda y se está haciendo el peor negocio posible.
Con una cobertura escolar neta cercana al 77% (inferior en 7% al promedio nacional) en las escuelas y universidades establecidas en la tierra de Padilla, se forman a los ciudadanos desde la niñez, incluyendo gastos de alimentación, transporte y acompañamiento social, para terminar, fruto de la falta de oportunidades y una dinámica económica fuerte, enviando de manera directa a los cerebros formados del departamento a vivir en otros territorios diferente a los municipios de La Guajira.
La cobertura de formación universitaria a la que acuden los estudiantes pobres es la octava más baja del país (21,2%) y está alejada de la media nacional en más de 30 puntos porcentuales de la media nacional. De este valor se debe separar a algunos otros jóvenes guajiros, que tienen familiares en mejores condiciones económicas y pueden acceder a la formación universitaria privada de “alto nivel”.
La Guajira es uno de los departamentos del país que más envía a sus jóvenes a otras ciudades del país a estudiar y que no vuelven a hacer parte de la masa laboral del territorio. Esta misma situación la vivió y están tratando de revertir departamentos como Nariño, Valle del Cauca e incluso, el departamento del Atlántico, quienes en los años noventa entendieron que los dineros de sostenimiento en los lugares donde se radica en estudiante y que salen de los bolsillos de trabajos realizados en sus territorios, por sus trabajadores, terminaron impulsando la generación empleos, creando beneficios económicos y riqueza en otros lugares. Dineros que podrían ser invertidos en el fortalecimiento de la industria local o hacer parte del dinero circulante de los municipios olvidados.
Hoy el departamento de La Guajira cuenta con una base de personas formadas en todo el país. Muchos de estos profesionales, son reconocidos por contar con una gran capacidad académica, por ser emprendedores y con una alta experticia en los temas que manejan. Estas personas generan riqueza investigativa y monetaria en otros lugares del país y del mundo, riqueza que podría y necesita generar el departamento.
Antes de la pandemia el departamento de la Guajira contaba con tasas de desempleo superiores al 15%, hoy en pleno segundo pico más del 25% de la población económicamente activa, aun se encuentra sin trabajar. No se generan nuevos puestos de trabajo por parte de las empresas privadas, no hay una adecuada prestación de servicios públicos, sumado a la debilidad administrativa de algunos municipios y la corrupción reinante, no se generan los incentivos para que los profesionales formados con recursos del departamento vean como una opción la vida en La Guajira.
Hay sobre la mesa perspectivas y oportunidades para cambiar esta situación, las energías renovables, las industrias creativas y la Economía Naranja son el futuro próximo. “El turismo es el nuevo petróleo de Colombia”, frase que expresó ya hace dos años el presidente Duque y que aun resuena en la mente de profesionales guajiros con ganas de cambiarle la cara al departamento, se ve frenada por La Covid-19.
Es claro que se necesita por parte del gobierno departamental y los gobiernos locales unan propuestas de desarrollo económico donde la educación se fortalezca como un factor económico fundamental para potenciar la innovación de las industrias y sectores económicos estratégicos. Se necesita con suma urgencia que se produzca conocimiento, útil, actual y sobre todo aplicable. Todo este tipo de acciones deben llevar a que creen nuevas alternativas de participación ciudadana.
Lo cierto es que, estas nuevas propuestas se deben exponer y promover dentro de los profesionales existentes y futuros, con la intención de retornarlos y retenerlos para trabajar por La Guajira. Se debe poner todo el conocimiento y experiencia en pro de la recuperación de este territorio. Hay que poner a pensar a todos en nuevas e innovadoras formas de desarrollo.
Los profesionales formados debemos agruparnos para promover ideas aplicables en la transformación social, económica y política del territorio. Ideas que deben potencializar y mejorar los planes de desarrollo locales con las nuevas tendencias de desarrollo mundial.
Los jóvenes del departamento estamos aportas de un cambio generacional que nos hará los nuevos habitantes tomadores de decisiones en el departamento. Nosotros somos guajiros y esta tierra nos llama con amor de madre, a quererla, valorarla y dar lo mejor de nosotros por ella.
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